6 may 2012

'La naranja mecánica' (1971), de Stanley Kubrick

Cartel de La naranja mecánica (1971), de Stanley Kubrick. Revista Making Of-Clockwork Orange
Como todos los domingos, aquí tenéis vuestra dósis de HITOS DEL CINE. Esta semana ocupamos esta entrada con una película no recomendada para menores de 18 años por su contenido violento y erótico, prohibida en muchos países, pero que no puede dejar de ser un hito más del cine tanto por sus innovaciones para la época como por los planos que implementa su director.

La naranja mecánica está basada en la novela homónima de Anthony Burgess, quien también se ocupó del guión. Está considerada como una de las obras maestras de Stanley Kubrick, director y productor de la misma, quien la estrenó en 1971. 

Tanto en la novela como en la cinta se utiliza un lenguaje inventado por su autor llamado Nadsat que es una jerga ficticia basada en el idioma ruso con rimas de Cockney (viene de la expresión 'as queer as a clockwork orange' o tan raro como una naranja de relojería en español) y palabras inventadas por Burgess quien dijo que su libro que, leído de forma sistemática, era 'un curso de ruso cuidadosamente programado'.

En ella podemos destacar la aceleración o ralentización del tiempo narrativo y la utilización de la mezcla de la cámara manual con un 'collage' de fragmentos de película antigua, dando lugar al género de películas ultravioleta que tanto juego daría más tarde. Utiliza la innovadora, por entonces, música electrónica del sintetizador Moog de Walter Carlos (Wendy Carlos tras su cambio de sexo).

El director llegó a forzar a Warner Bros. para que, tras sesenta y una semanas en cartel en Inglaterra, retirara toda la distribución de Gran Bretaña, país vecino, ya que hubo un ascenso notable de violaciones y actos vandálicos parecidos a los que se muestran en el film. Kubrick se vio muy afectado por que, según él, no todos habían interpretado los mensajes que subyacen tras las escenas de violencia. La película no fue proyectada en Gran Bretaña hasta 1999 tras la muerte de Kubrick.


El mensaje que se nos quiere dar es que es mejor ser malo por voluntad que ser bueno por obligación.

La película está ambientada en la Inglaterra futura, no quedando precisado el año. Alex, el protagonista, un delincuente menor, líder de una banda de chicos ricos cuyo primer interés es la extrema violencia. Ésta, junto con la música de Ludwig van Beethoven, son las dos grandes pasiones en la vida de Alex. Después de uno de sus pequeños hurtos la policía detiene a Alex y lo manda a un reformatorio.


Muy pronto, Alex logra salir de la prisión para menores aceptando someterse a un nuevo experimento científico; se trata de un tratamiento que promete redimir a cualquier criminal. El tratamiento es una especie de tortura en la que se obliga al paciente a ver unas películas con escenas violentas mientras se le inyectan substancias psicotrópicas. A su término, Alex no está verdaderamente curado ya que realmente lo han inhibido artificialmente respecto a cualquier forma de violencia, es decir, no ha perdido su instinto malechor sino que han procurado que tenga una reacción de repulsión cada vez que ese instinto se despierte en él.


De esta forma, el protagonista, apaleado por sus ex compañeros que se han hecho policías, acaba en la casa del marido de una de sus víctimas. Éste, un escritor subversivo, le reconoce y lo impulsa a suicidarse. Su intención es desacreditar al Gobierno que permite estas formas de manipulación de las vidas humanas. Sin embargo, el escritor no logra alcanzar su objetivo porque en el hospital se le presenta a Alex un Ministro del Gobierno que le propone integrarlo en el sistema de poder. Al final, Alex vuelve a ser lo de antes de la cura, pero más astuto, porque ahora seguirá cometiendo violencias bajo la protección del Poder.


Una trama un tanto extraña y compleja que al seguidor de Stanley Kubrick le resultará algo normal y esencial ya que en sus posteriores películas impregna este mismo sello. Para mí es un "imperdible" más del cine, ¿y para vosotros? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Otras entradas de Revista Making Of